domingo, 4 de marzo de 2012

Debemos contarlo todo a nuestros padres

Porque son ellos quienes mejor nos aman deben saber todo lo bueno o malo que nos ocurre para que nos ayuden y defiendan mejor en los problemas y peligros que nos amenazan en todas partes y en todo momento.
Ustedes les cuentan todo a sus papás? Yo sí.
Cuando voy a la escuela la paso muy bien con mis profesores y compañeros. Pero a veces tengo algunos problemas con las lecciones difíciles o con algunos chicos que se portan mal. Felizmente mi profesora es muy exigente con el orden y el comportamiento, y no permite que sus alumnos peleen ni se hagan daño.
Una vez un alumno de curso superior trató mal a mi amigo y le hizo llorar. Yo le dije a solas que les avise a sus papás para que reclamen; pero él me dijo que si hacía eso los demás se iban a reír pensando que es un miedoso y diciendo que “esta gallinita se avisa todo a sus papis”.
A veces las personas malas dicen que avisar o contar a nuestros papás lo que nos ha pasado no es de valientes, y eso lo hacen sólo los miedosos. Entonces, si nuestros padres van a la escuela a reclamar ellos están en problemas porque se descubre su maldad. Y después, en el patio o en las salidas se burlan, y por eso muchos prefieren soportar en silencio los maltratos de los grandulones, o incluso de algunos profesores torpes, que los hay, pero en mi colegio no, ¡más bien!
Si no contamos en casa lo que nos ocurre afuera puede ponerse peor cada día.
Felizmente ese chico malvado ya no volvió este año a mi colegio y mi compañero ahora está más tranquilo. A mí nunca me dijo ni me hizo nada porque nunca llego solo a la escuela, ni me voy solo. Seguramente lo haré cuando sea un poco mayor pero en ese caso ya sabré defenderme y hacerme respetar.
Algunos niños llegan solos a la escuela porque sus padres pueden llegar muy tarde al trabajo, eso se puede entender. Pero es lindo que alguna vez les lleven o recojan de las clases, porque así conocen a sus amigos, hablan con los profesores y, lo mejor, les compran cosas ricas antes de llegar a la casa. Además, los chicos grandes y malos ya tienen más cuidado porque nuestros padres siempre nos defienden.
Lo importante es contarles todo a nuestros padres desde la primera vez. Y no hay que tener vergüenza ni miedo. Ellos son como ángeles que nos protegen.
Cuando ven que nadie nos defiende, las personas malas se entusiasman molestándonos y a veces nosotros mismos ya no tenemos el valor de buscar ayuda; pero si nuestros padres saben lo que nos pasa, es más fácil que nos defiendan y es más difícil que la maldad se haga más grande.
Por eso, si tienen un problema y les dicen “cuidado con contártelo a tus padres” les aconsejo que les respondan: “mejor cuidado tú, que les contaré hoy mismo y mañana vendrán a que te pongan en tu lugar…”
Contarlo todo a nuestros padres no es de cobardes, más bien es de valientes. Además, es una demostración de amor.
Qué tal? Es así, verdad?
Chau–las, ji ji ji…

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