jueves, 8 de marzo de 2012

Decir gracias sonriendo vale doble

No basta con agradecer porque hay agradecimientos que equivalen a una patada especialmente si es por algo bueno que otros hacen por nosotros sin esperar que les devolvamos el favor o la ayuda que nos dan.
Desde que somos pequeños nos enseñan en la casa a decir “por favor” y “gracias”. Estas palabras son como llaves para que los demás sean amables y nos puedan ayudar. Es que siempre necesitamos de los demás para vivir. Ayudar y recibir ayuda es algo que nos pasa cada día.
Pero a veces sólo nos preocupa recibir ayuda y no damos importancia a que también nosotros debemos ayudar, y agradecer. En casa me cuentan que mi hermano Pedro cantaba una canción hermosa sobre la ayuda; era antes de que yo nazca, una parte más o menos dice así:

Ayudemos, ayudemos,
Es hermoso saber dar;
Poco a poco lograremos
La tristeza desterrar…

Debemos ser agradecidos con todos, y especialmente con Dios, porque solos no podemos ni siquiera vivir mucho tiempo en este mundo.
Cuando vamos en bus que en mi país llaman micro, o compramos algo oigo que los de mi familia siempre dicen “gracias”. Un día pregunté por qué lo hacen si les estamos pagando, porque se trata de una compra y no es realmente un favor.
Y mi mami me dijo: “si no hubiera el bus ni el conductor tendríamos que ir caminando lejos aunque tuviéramos mucho dinero, y si no hubiera la señora de las verduras ni modo de poner nuestros billetes a la olla o el plato”.
Y tiene razón.
Cuando compramos algo, o alguien nos hace un servicio, aunque cobre, se preocupa de que quedemos contentos. El pan, la verdura, el transporte o las golosinas tienen su precio que les pagamos; pero la amabilidad de la vendedora o el joven que maneja el bus, que nos espera al subir o bajar, que nos permite escoger lo que nos gusta, que a veces nos cobra un poco menos cuando se lo pedimos, y lo que está cada día esperando a que les compremos nuevamente, eso no lo pagamos, porque no tiene precio. Y eso a veces vale mucho más.
Por eso debemos ser agradecidos.
Cuando decimos gracias de mal humor, es como si no lo dijéramos, sería preferible irnos en silencio porque más parece un insulto. Pero cuando agradecemos con respeto y una sonrisa, sintiendo de verdad, eso vale más que el dinero.
Es importante y valioso decir Gracias, pero también es muy importante decirlo con verdadero agradecimiento y no sólo por obligación.
Así que ya sabemos: decir Gracias “como sea” no está tan mal, pero decir gracias con todo nuestro corazón vale el doble.
Y no nos cuesta nada…
Chau, amiguitas y amiguitos del Internet.

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